Buenass
a todo el mundoo!! J
Hoy
esta entrada se que os va a gustar mucho más que las anteriores…Tachan
Tachan….¡Hoy voy a escribir un cuento adaptado!
Este
cuento nos lo contó nuestra profesora Irune adaptado a un cuento de los
Hermanos Grimm y nuestro objetivo era volver a adaptarlo así que nos os hago
esperar mas:
TODA CLASE DE PIELES
Había
una vez, en un lejano país, un rey y una reina que se habían casado y se
querían muchísimo… La mujer era la más guapa del mundo, era rubia, con unos
ojos verdes enormes, guapísima… El rey estaba muy enamorado de ella. Además era
una mujer muy buena y muy cariñosa.
El rey
y la reina eran muy felices pero les faltaba algo… un bebe. Por aquella época
era preferible un varón pero como los reyes estaban tan enamorados les daba
igual niño o niña. Finalmente la reina se queda embarazada. Llega el momento
del parto y nace el bebe. Os preguntaréis si fue un niño o una niña… El bebe
era una niña. Isabel que es así como la nombraron fue una niña muy bonita y muy
guapa.
La
princesa iba creciendo y cada vez se iba pareciendo más a la madre, muy bella,
rubia y con unos ojos preciosos. Isabel se hizo mayor y ya no era una niña, era
toda una mujer por lo que el rey y la reina decidieron que su pequeña tenía que
casarse y formar una familia, una familia tan feliz como la que ellos habían
conseguido. La niña desde un principio se negó puesto que ella consideraba que
todavía era una niña y que no estaba preparada, pero tras hablar con la madre
medio aceptó la boda.
El rey
y la reina se pusieron a buscar por todo el reino un hombre que fuese lo
bastante bueno para su hija, pero al fin y al cabo los reyes solo buscaban a un
hombre que un futuro fuese un buen rey para su pueblo y que dispusiese de mucha
riqueza para mantener todo lo que Isabel quisiese durante el resto de su vida.
Tras
muchos meses buscando el rey y la reina se inclinaron por dos pretendientes.
Además decidieron que la princesa no debía ser vista hasta que eligiesen al
pretendiente ya que todos los demás se quedarían maravillados de su hermosura y
no la dejarían tranquila el resto de su vida.
El primer pretendiente se llamaba Rafael un
hombre muy atractivo, príncipe de un lejano país y que disponía de riquezas.
Además tenía casi la misma edad que la princesa Isabel. El segundo pretendiente
se llamaba Isidoro y era un hombre más mayor que la princesa, muy feo pero
disponía de muchas más riquezas que el príncipe Rafael por lo que los padres
decidieron que Isidoro iba a ser el futuro marido de la princesa Isabel. La
princesa que todo lo estaba viendo desde un escondite no daba crédito. ¡Cómo
iba a casarse con un hombre tan mayor y tan feo!. En cambio el otro príncipe le
parecía perfecto para ella…. Se había enamorado del príncipe Rafael.
Cuando
le dieron la noticia a Isabel esta se negó rotundamente pero los reyes no iban
a cambiar de idea. La princesa pensó un plan: “Aceptaré mi compromiso de boda
pero mientras idearé una fuga para ir en busca de mi amado Rafael” Pero había
un problema… La boda era dentro de una semana por lo que necesitaría mucho más
tiempo para poder escapar del castillo.
La
princesa Isabel le comentó a su “futuro” marido que aceptaría a casarse con él
pero primero tenía que hacer una cosa por ella. Isidoro aceptó con tal de
casarse con la mujer más bella del mundo.
La
princesa le pidió que para su boda quería:
- Un vestido tan dorado como el sol.
- Un vestido tan plateado como la luna.
- Un vestido tan brillante como las estrellas.
Isidoro
aceptó pero sabía que en una semana no lo podía conseguir por lo que tuvieron
que aplazar la boda para más adelante. El objetivo de la princesa se estaba
cumpliendo…
Isidoro
llamó a varios de sus consejeros y les pidió que buscaran por todo el mundo:
- El oro que sea más puro y hagáis un hilo con ese material para posteriormente realizar un vestido tan dorado como el sol.
- El platino más puro y hagáis un hilo con ese material para posteriormente realizar un vestido tan plateado como la luna.
- Los diamantes más puros y hagáis un hilo con ese material para posteriormente realizar un vestido tan brillante como las estrellas.
Los
consejeros se pusieron manos a la obra y tardaron casi cuatro meses en
encontrar todos los materiales que Isidoro les había pedido y dos meses para
realizar los tres vestidos que la princesa Isabel había pedido.
Isidoro
llamó a la princesa y le enseñó los vestidos. La princesa se quedó maravillada
ante vestidos tan preciosos pero había un nuevo problema. Ella pensó que tardaría
mucho más y todavía no había finalizado su plan de huida ya que el castillo
estaba muy vigilado y controlado.
La
princesa pensó otra excusa para que se volviese a atrasar la boda y así poder
terminar su plan de huida. La princesa Isabel pidió a Isidoro un abrigo que
tuviese toda clase de pieles de todos los animales que había en el mundo.
Isidoro
como estaba muy feliz porque se iba a casar con la princesa más bella del mundo
aceptó sin dudarlo y se puso manos a la obra porque quiera casarse cuanto antes
con la princesa. Isidoro volvió a llamar a sus consejeros y les pidió este
nuevo encargo. Los consejeros tardaron 2 meses para reunir todas las pieles y
otro mes para confeccionar el abrigo que la princesa había pedido. Era un
abrigo muy grande y largo. A la princesa le cubría todo el cuerpo y la cara.
Aunque
tardaron muy poco tiempo en confeccionar el abrigo, la princesa ya había
terminado su plan por lo que decidió que esa misma noche escaparía del
castillo. Esa noche la princesa guardó en un saco:
- El vestido tan dorado como el sol.
- El vestido tan plateado como la luna.
- El vestido tan brillante como las estrellas.
Y
además también guardó:
- Una cadena que sus padres le habían regalado cuando nació.
- Un anillo de oro de su abuela materna.
- Una figurita de plata que se encontró de pequeña y que hasta ahora le había traído suerte.
La
princesa se puso el abrigo de toda clase de pieles, se pintó la cara y las
manos y gracias a su plan había conseguido esquivar a los guardas que protegían
el castillo, yéndose hacia el bosque. La princesa tenía que tener mucho cuidado
ya que sabía que iba a ser buscada por todos los guardas del castillo así que
decidió que por el día se escondería en cuevas o matorrales y por la noche iría
avanzando hacia el destino de su amado el príncipe Rafael.
Así
pasaron muchos días. Un día que se había escondido entre árboles, pasó por su
lado unos hombres que estaban cazando. La princesa se puso muy nerviosa ya que
la iban a descubrir y así fue. Unos hombres se quedaron mirando pensando qué
tipo de animal era ese y decidieron dispararle. La princesa sabiendo lo que iba
a ocurrir se levantó y pidió que no la dispararan. Los hombres al ver que era
una muchacha decidieron llevarla al castillo del príncipe. Ella sabía que no
estaba en el reino de sus padres, pero como no sabía si estaba cerca o lejos
decidió no contarle nada a nadie de quién era y de donde venía. Decidió que su
nombre a partir de ahora era Toda clase de pieles.
La
princesa al llegar al castillo y ver al príncipe se quedó ¡¡alucinada!!. El
príncipe era su amado Rafael. Ella no podía decirle nada porque no sabía si la
iba a entregar a su reino y menos por cómo iba vestida. El príncipe fue muy
amable con ella, la llevó hasta la cocina y la dio algo de comer. El príncipe
al ver que la muchacha se encontraba cómoda allí le ofreció quedarse en la
cocina junto con un hombre mayor. La princesa aceptó para estar cerca de su
amado.
El
cocinero muy amable le estuvo enseñando a cocinar ya que ella había sido una
princesa y no sabía hacer nada pero nunca le contó nada a nadie. La princesa
siempre llevaba puesto encima el abrigo de toda clase de pieles por lo que su
rostro apenas se veía y su larga melena rubia.
Fueron
pasando los meses y toda la gente que estaba en el castillo se fue acostumbrando
a ella y ya todo el mundo la llamaba Toda clase de pieles.
Un día
la princesa se entera de que va haber una fiesta, que va a durar tres días, en
el palacio con motivo de que el príncipe Rafael va a elegir una esposa. Rafael
invita a esta fiesta a las princesas más hermosas de todo el mundo. Cuando
pasen esos tres días el príncipe elegirá la mujer con la que se va a casar.
La
princesa Isabel piensa que tiene que estar en esa fiesta, por lo que el primer
día se esfuerza durante toda la noche y le dice al cocinero que si puede
asomarse al baile porque nunca había visto ninguno. El cocinero accede pero con
la condición de que Toda clase de pieles tiene que estar cuando acabe el baile
para recoger todo y prepararle algo de comer al príncipe antes de acostarse.
La
princesa muy ilusionada subió corriendo a su habitación, se quito el abrigo, se
peinó el pelo, se puso mucha colonia y por último se puso el vestido tan dorado
como el sol. Se presentó en el baile y todo el mundo se quedó mirando sin saber
quién era aquella hermosa mujer. La princesa solo estaba pendiente del príncipe
sin darse cuenta de que todo el mundo hablaba de ella. El príncipe se fija en
ella y la saca a bailar un par de veces. La princesa se da cuenta de que se
está acabando el baile y decide marcharse para obedecer al cocinero.
Isabel
se vuelve a poner su abrió de Toda clase de pieles y se presenta en la cocina.
La princesa le comienza a preparar algo de comer para el rey y le prepara un
pastel. Sube a su habitación y se lo entrega. La princesa se retira de la
habitación del principie y éste se dispone a comer ese delicioso pastel pero se
encuentra con que hay algo en el pastel lo saca y era una figurita de plata. El
piensa que es de alguien que tenía que tener dinero pero no caía de quien podía
ser y la puso encima de su mesilla.
El
segundo día de fiesta transcurrió igual que el primer día pero con la
diferencia que Toda clase de pieles se puso su vestido tan plateado como la
luna y se dirigió al baile. El príncipe que ya la estaba buscando la miró y la
saco otra vez a bailar. El príncipe se dio cuenta de que aparte de que la mujer
era muy hermosa, era inteligente, graciosa y muy dulce. Cuando el baile se
estaba terminando la princesa se fue a las cocinas con su abrigo de toda clase
de pieles y le preparó el pastel al príncipe. Lo subió a la habitación y se
retiró.
El
príncipe se dispuso a comérselo y notó otra vez que en su pastel había algo, lo
saca y se da cuenta de que era una cadena lo deja en la mesilla y se baja a las
cocinas para saber quien le está dejando algo en sus pasteles. En la cocina
solo estaba el cocinero por lo que no sabía nada de los pasteles.
El
tercer y último día del baile cuando el príncipe tiene que elegir a su futura
esposa transcurre como los dos anteriores pero esta vez la princesa se pone su
vestido tan tan brillante como las estrellas, se pone más hermosa que los otros
días. El príncipe cuando la ve aparecer por el baile la coge y no la suelta
durante todo el baile. La princesa Isabel estaba emocionadísima porque pensaba
que el príncipe ya se iba a declarar y le iba a pedir que fuese su mujer. Pero
el príncipe no se decidía y Toda clase de pieles se tenía que ir a la cocina
antes porque se lo había pedido el cocinero.
La
princesa Isabel se va muy apenada a su habitación y solo se pone su abrigo de
toda clase de pieles sin darle tiempo a recogerse el pelo ni oscurecer su
rostro. Cuando llega a la cocina el cocinero la dice que suba rápido a la
habitación del príncipe a dejar algo de comida. La princesa sube pensando que
el príncipe ya había elegido esposa pero aun así mete en su pastel el último
objeto que le quedaba que era un anillo de oro. Cuando entra en la habitación….
la princesa se encuentra con la habitación oscura con muy poca luz. El príncipe
estaba sentado encima de la cama y le pide el pastel. Empieza a comerlo
mientras mira a la princesa y cuando se encuentra con el anillo mira a la
princesa a los ojos la quita su abrigo de toda clase de pieles y la pide que si
se quiere casar con el porqué era la mujer que siempre había soñado tener desde
el primer día que la vio en el reino de la princesa en un rincón escondida
viendo la decisión que habían tomado los padres. El príncipe Rafael y la
princesa Isabel habían estado esperando para encontrarse porque así lo quería
el destino.
Y
COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO TAAAAANNN BONITO SE HA ACABADO J
Perfecto, pero ojo con los tiempos verbales que pasas del pasado al presente.
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